Una estufa solar es un mecanismo que permite cocinar múltiples alimentos como carnes, verduras o lácteos pero con ayuda de la energía solar; este dispositivo guarda en su interior el calor generado por los rayos del sol y llega a alcanzar una temperatura de hasta 150°C. Si bien su proceso puede ser un poco más lento en comparación con las estufas convencionales, puede ofrecer los mismos resultados pero con más beneficios.
Pero ¿Por qué se recomienda utilizar una estufa solar en casa? La respuesta es muy sencilla, este tipo de dispositivos no necesitan utilizar gas o electricidad para funcionar por lo que resulta ser muy económico para quien lo maneja, además es fácil de instalar y/o trasladar ya que su estructura no es muy compleja; otra de las ventajas que tiene es que no expide ningún tipo de contaminante lo que lo hace ser amigable con el ambiente.
Hacer una estufa solar en casa no requiere de gran inversión, ya que algunos de los materiales se pueden encontrar en el hogar; sólo se necesita: una caja de cartón con tapa, plástico “playo”, pintura negra, papel aluminio, silicón frío, cinta adhesiva, regla, marcador, cúter, tijeras y dos palitos de madera (la medida dependerá del tamaño de la caja).
Antes de empezar hay que reunir todos los materiales y ubicar dos espacios, uno donde elaborarla y otro donde ponerla; es importante poner especial atención en el sitio de colocación, ya que éste debe recibir la luz directa del día para que funcione correctamente. El primer paso para construir una estufa solar en casa es hacer una ventana en una de las caras de la tapa, (para esto hay que marcar un rectángulo en la parte superior), procurando dejar un margen de tres centímetros por lado, posteriormente se deben cortar sólo tres líneas del rectángulo, sacar la pestaña hacia a fuera y perforar las dos esquinas.
A continuación hay que cubrir el hueco de la ventana con plástico, es importante fijarlo muy bien con el fin de que a la hora de cocinar no se desprenda con el calor. Después hay que forrar el interior de la caja con láminas de papel aluminio, éste debe ir con el lado brillante hacia a fuera para que funcione como un reflector; este paso se repite pero con la pestaña que se le hizo en la tapa.
Después de forrarla hay que pintar la parte exterior con la pintura negra, debe quedar lo más oscura posible, ya que entre más oscuro sea el color más energía infrarroja se acumulará del sol y más rápido se cocinarán los alimentos. Por último hay que colocar los palitos en las esquinas de la pestaña dentro de los agujeros previamente realizados.
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